Cuando trabajamos en lo qué realmente nos gusta nuestras caras se ven animadas cada mañana, más allá del cansancio u situaciones particulares. Pero en ocasiones la tranquilidad se ve alterada por las frustraciones.
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1- IDENTIFICA LA FUENTE DE TUS FRUSTRACIONES
Para hacerlo lo ideal es que te desconectes de todo por un día. Así tendrás realmente el tiempo suficiente para pensar con claridad y escuchar la voz de tu conciencia.
2- FÍJATE PRIORIDADES
Es preciso que identifiques que es prioritario para que cumplas con tus sueño, tanto en el plano laboral como en el personal, ya que por más que corren por carriles diferentes conviven en una sola persona. Hacer una lista de esas prioridades puede resultarte efectivo para visualizar lo importante.
Muchas veces nos frustramos solo porque no dedicamos tiempo a nosotras mismas. Es que tenemos un sentido de la culpa cuando decidimos consentirnos y aunque no lo creas es una parte fundamental. Ve al gimnasio, al cine, sal con amigas, cocina, lo que sea que te haga bien y te relaje.
4- PASA MÁS TIEMPO CON QUIENES ADMIRAS
La admiración por algunos de los que nos rodean es un sentimiento muy importante. Siempre habrá alguien que en el plano laboral sea una guía, como un ejemplo a seguir. Aprovecha y pasa más tiempo con estas personas, cuéntale lo qué te está pasando y escucha atentamente sus respuestas. Ahí puede estar la clave para que salgas de la posición en la que estás.
Hacer muchas cosas a la vez es una cosa muy diferente a estar realmente ocupado en ellas. Lo importante es que te concentres y dediques la atención que cada actividad necesita, a su debido tiempo. Así evitarás estar con la cabeza en todas partes y bajarás las probabilidades de fallar en alguna.
6- COMUNICA TUS LÍMITES
Muchas veces dedicamos mucha parte de nuestra jornada laboral a solucionar los inconvenientes de otro más que a cerrar nuestros pendientes. Es imprescindible que puedas decir que no en las oportunidades en las que el agua está a punto de cubrir tu cuello. Y así como te piden auxilio, sería bueno que aprendas a pedirlo cuando eres tu la que lo necesita.
Foto: Archivo Eme de Mujer